Por: Claudia Figueroa
Dice el Gran Maestro fundador del Aikido Morihei Ueshiba: “La verdadera Vía de las armas consiste, no solamente en neutralizar al enemigo, sino dirigirlo, de tal forma, que abandone voluntariamente su espíritu hostil.”
El arte marcial, como arte en sí, busca la conexión con lo divino, así como la música, la pintura o la poesía, por mencionar formas de expresión artística, solo a través de la práctica, pero, cuando carece de esa conexión, se convierte en todo lo contrario a lo que realmente busca, el artista marcial se guía por un estricto código moral, faltar a ese código es negarse a uno mismo y perder la vía, como dicen los grandes maestros de las artes marciales y la manera de recuperar el honor era a través de la muerte.
Las artes marciales van más allá de la técnica que se usa, esta solo es una herramienta para librarse de las ataduras del cuerpo y la mente, los grandes maestros de las diferentes disciplinas dicen que el verdadero artista marcial es un guerrero, pero no todos los guerreros pueden llegar a artistas marciales, las artes marciales son el camino que conduce hacia el contacto espiritual.
El código de honor, establecido en las diferentes regiones: en Japón es mejor conocido como el código Bushido, en China está basado en la filosofía taoísta, este está tomado por la filosofía marcial que rige a todos los guerreros en la historia. Este código llevan implícitas de las virtudes de: justicia, coraje, benevolencia, respeto, honestidad, honor, lealtad y todo esto se engloba en la templanza, que son el camino de que debe transitar en la Vía del guerrero.
“Soy del rey que me ordena que al débil y desvalido enseñarle la fuerza del titán, a la fuerza se combate solo amando, solo es fuerte el que vive siempre dando y se olvida de si por los demás.” Reza el himno de los caballeros de la mesa redonda, que nos enseña que siempre debemos entregarnos a la Vía del guerrero y las artes marciales dando lo que hemos adquirido.
Aunque las artes marciales rigen nuestra vida, no se necesita practicar un arte marcial para poner en práctica las virtudes, a modo de experiencia personal, baste con tener orden y ritmo para las cosas cotidianas, para tener disciplina y así tener una mejor calidad de vida.
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