top of page

Kronikász Maestras

Por Rita Aranyszív

 

Experimento Socio-Literario


Un día me pregunté qué género atribuirían al autor de mis escritos. Para ello, llevé a cabo un experimento social en Facebook en varios grupos de poesía, neutralicé algunos de mis textos de manera que el lector no se percatase, de si fueron escritos por un hombre, una mujer, un homosexual, etc... Se pidió a los participantes contestar a qué género creían que pertenecía el autor de cada escrito, según su propio criterio y también a decir si pertenecían o no, al mismo autor.

Mi hipótesis inicial fue que la mayoría de gente atribuiría El Texto Raíz a un hombre, Simbiosis a una mujer y Alteridad a un hombre o mujer en igual proporción, o en su defecto a un homosexual. Esta hipótesis de trabajo, se basaba principalmente en las opiniones de mis allegados y muy especialmente en los imaginarios colectivos acerca de las conductas estereotipadas del hombre (productivo) y la mujer (reproductiva) en la sociedad. No fueron sorprendentes por tanto los resultados. Mi hipótesis se vio plenamente confirmada.



Por esta razón, en este artículo, me propongo disgregar las razones de los resultados obtenidos en dicho experimento. Las respuestas surgen de los conceptos que se tienen sobre la masculinidad y la feminidad desde tiempos remotos y el papel atribuido a la mujer a través del tiempo. Se ha ocultado la historia de la mujer como una historia de sometimiento que se ha plasmado como una historia de violencia, por eso pensar en la literatura femenina, es, en sí misma, una práctica política.

Históricamente, la literatura ha sido cosa de hombres. No porque no escribieran, sino porque los editores (en su mayoría hombres), les betaban el acceso. Muchas de las escritoras que intentaron publicar se vieron obligadas a usar el seudónimo masculino para no levantar prejuicios y abrir alguna que otra puerta en el mundo editorial. Fue el caso de Charlotte Brontë, y de sus hermanas Emily y Anne, que respectivamente pasaron a llamarse Currer, Ellis y Acton Bell. Después vinieron George Eliot y George Sand, que cambiándose el nombre lograron engañar a la crítica y a los lectores.

Julieanne Lamond, de la Universidad Nacional de Australia, y Melinda Harvey, de la Universidad de Monash realizaron un estudio en el que se demostraba que la crítica literaria no trata por igual a hombres y mujeres. De hecho, Según un análisis llevado a cabo por la novelista Nicola Griffith las mujeres tienen menos posibilidades de ganar premios literarios, algo que se presenta en al menos seis de los más grandes premios.

El género masculino ha disgregado la especie humana, la ha monopolizado y por tanto ha dejado fuera a todos los demás géneros. Sostenía Parmenides, que no se puede ser o no ser al mismo tiempo. Y si se es mujer, las cosas son a otro precio. Se piensa a la mujer desde la carencia. Se ha estructurado una realidad para las mujeres con límites claros y precisos. Lo poco convencional, es monstruoso, condenable, exorcizable.

Desde la tradición bíblica también el rol de la mujer ha sido configurado en claro lugar de subordinación. Como si la mujer fuese literal y no metafóricante, una apéndice del hombre, casi como un accesorio, cuya única función se encuentra reducida al papel de madre. He aquí una disculpa perfecta para el ninguneo de la identidad femenina por medio de los imaginarios colectivos.

Se ha pensado a la mujer desde la falta frente a un supuesto hombre pleno y se asocia con la falta de falo y por eso es visto como un ser incompleto. Así describía Aristóteles a la hembra "un macho que no ha alcanzado el suficiente grado de desarrollo". Como si la vagina no fuese un órgano, como si no fuese nada! Siempre vigente la falencia frente a un macho dominante que impone su disposición como norma universal.

Las diferencias entre hombre y mujer se fueron consolidando en el mundo griego a partir de una guía ontológica con el macho como el modelo de lo humano. La mujer como acompañante incompleta y todo lo que excede al binario, como síntoma de una enfermedad. Se califica a la mujer de pasiva, servil, sensible, bondadosa. Mientras que los hombres son vistos como activos, fuertes, líderes y conquistadores.

De la mano de Eduardo Galeano, haremos un repaso por la tradición oral al respecto.

San Juan Crisóstomo, decía: "cuando la primera mujer habló, provocó el pecado original", y San Ambrosio concluía "si a la mujer se permite hablar de nuevo..., volverá a traer la ruina al hombre. La iglesia Católica le prohíbe la palabra. Los fundamentalistas islámicos le mutilan el sexo y le tapan la cabeza y la cara y los judíos muy ortodoxos, comienzan el día agradeciendo al Señor.

En un amanecer del año XLIII A. C. Calpurnia despertó llorando. Había soñado con su marido apuñalado agonizando en sus brazos. Ella le contó el sueño a su marido, y llorando le rogó que se quedase porque afuera, le esperaba el cementerio. pero el máximo pontífice, el dictador vitalicio, el divino guerrero, el dios invicto, no podía hacer caso al sueño de una mujer. Julio César la apartó de un manotazo y hacia el senado de Roma, caminó hacia su muerte.

Por vengarse de una que lo había traicionado, el rey degollaba a todas. En el crepúsculo se casaba y al amanecer enviudaba, Una tras otra las vírgenes perdían la virginidad y la cabeza, Sherezade fue la ´´única que sobrevivió a la primera noche y siguió cambiando un cuento por cada día de vida. Esas historias por ella, escuchadas, leídas o imaginadas, la salvaban de la decapitación.

Magda Lemonnier recorta palabras de los diarios de todos los tamaños y las guarda en cajicas. En la caja roja guarda las palabras furiosas. En la caja verde, las palabras amantes, en la caja azul, guarda las palabras neutrales. En la caja amarilla guarda las palabras tristes y en la caja transparente guarda las palabras mágicas. A veces ella pone las cajas boca abajo para que se mezclen como quieran... entonces las palabras le anuncian lo que ocurrirá.

Os invito a reivindicar como Magda Lemonnier, el uso del repertorio, las habilidades y las competencias lingüísticas que nos permiten ver, entender y comunicar los acontecimientos de la historia de la humanidad como patrimonio de toda la raza humana. Ahora te atreverías a contestar a la pregunta:

Existe o no, la Literatura Femenina?

Fuentes consultadas:

Mujeres, Eduardo Galeano.

27 visualizaciones2 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

2 comentarios


Yuri Alberto
Yuri Alberto
28 ago 2019

Me gusta tu estilo al escribir, claro y asertivo. Gracias por compartir tus ideas con nosotros, seguiré leyendo tus kronikász 👏👏👏

Me gusta

Carlos Jarquin
Carlos Jarquin
19 ago 2019

Querida Rita, excelsa entrega gracias por el honor que nos das de leerte es un placer tener tu presencia en este maravilloso proyecto. Es una pena que las mujeres hayan vivido excesivos desprecios, aún lo viven pero más reducido, "las mujeres tienen menos posibilidades de ganar premios literarios, algo que se presenta en al menos seis de los más grandes premios", pero también una mujer ganó dos premios Nobel en categorías difrente... (Tarea a investigar quien fue), lo ganó en física y química.

en 1903 y 1911.


La escritora, poeta, filósofa y pintora panameña Ela Urriola. Tiene un poemario que se llama "La edad de las rosas", el tema central es un homenaje a todas esas mujeres que han hecho…


Me gusta
bottom of page